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Curiel de Duero es una de las más bonitas y patrimoniales villas de la Ribera del Duero.


Se sitúa muy cerca de Peñafiel, a cuatro kilómetros de la misma. Actualmente posee una población de más de un centenar de personas y por su situación forma parte del Campo de Peñafiel y el Valle del Cuco, junto a las localidades de Bocos de Duero, Valdearcos de la Vega, Corrales de Duero y San Llorente.
La villa fue una importante cabecera de la Comunidad de Villa y tierra homónima, cuya creación corresponde a plena Edad Media. Se desconoce, etimológicamente hablando, el nombre de la localidad, pero puede ser una derivación del nombre latín referido a los curules del imperio romano. De estas épocas anteriores pervive su patrimonio, destacando los restos del palacio de los Zúñiga, en la plaza mayor, la iglesia de Santa María, la iglesia de San Martín, el royo jurisdiccional, restos de la muralla y el castillo que preside la localidad, sobre una colina, reconstruido en tiempos recientes.


Su interesante historia parece fijar su origen romano, según restos arqueológicos del castillo, aunque las primeras referencias de su nombre por escrito se sitúan en el segundo tercio del siglo XI. Durante toda la edad media recibió visitas y hospedaje de numerosos monarcas, como Pedro I, siendo la villa cárcel de alguno de sus hijos tras el asesinato de aquel monarca. La villa se dotó con fueros y privilegios, separándola de la corona en algunas ocasiones, tal y como hizo cesión de esta a Diego López de Zúñiga en el último tercio del siglo XIV, a cuya familia quedará unida durante varios siglos. En el siglo XVIII se unió la casa a la Ducal de Osuna, hasta la desaparición del Régimen Señorial en el segundo tercio del siglo XIX.


Algunos edificios de interés son los siguientes. El palacio fue edificado por la familia Zúñiga y estuvo decorado con bellas yeserías y estancias cubiertas por artesonados policromados. Solamente queda el recinto y un torreón, porque fue vendido en los años veinte tras haber permanecido intacto durante varios siglos. Parte de sus antiguos bienes muebles se encuentran en Madrid, Torrelodones, el Alcázar de Segovia o incluso en el extranjero, como un artesonado que se localiza en California (EE.UU.).


La iglesia de Santa María es un monumento excepcional que se cubre, en su interior, con una importante armadura y artesonado mudéjar, con pinturas y decoraciones que simulaban a las que se situaron en el palacio. Es un templo gótico, aunque posee una portada románica, actual acceso, en el muro occidental. La iglesia de San martín fue, antaño, una importante parroquia con un patrimonio muy rico. Tras estar en ruinas durante unos años, se ha reconstruido y actualmente sirven sus muros para cuidar los caldos de la Ribera del Duero.


El castillo, de tipo roquero, preside la localidad al estar asentado sobre la colina. Su edificio original ha llegado a nuestros días parcialmente, porque se han conservado los muros perimetrales, en aspecto circular y uno de los garitones de la torre del homenaje, cuya estructura ha sido reconstruida para albergar una en Posada Real.


De la importante muralla que abrazaba a toda la localidad se han conservado los arcos de la Magdalena y los restos de otra antigua puerta que fue derribada el siglo pasado.


El Rollo de Justicia está fechado en el siglo XV y se encuentra según se avanza hacia la localidad desde Peñafiel, al lado de la Ermita del Humilladero. Curiel posee un coqueto Museo Etnológico, digno de visitar y al lado del Ayuntamiento, edificado en el siglo XIX, se dispone la recreación de su antigua escuela, con mobiliario de antaño.

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